Marrakech, marzo 2012
Cuando se cruza el estrecho todo resulta formar parte de un espejismo. Todo parece confabularse para alterar el orden de las cosas. Las cosas tienen otro valor y las personas otros valores. Se cubren más el cuerpo, pero se tocan, se abrazan, se besan. Y sonrien. Siempre sonrien. Los gatos también se acercan. Si quieren. Te rozan, te olisquean. Y luego se van...
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