"... me deslumbró la forma en que establecía una fractura tan rotunda y verdadera entre la memoria de lo soñado, donde todo es posible, y la memoria de lo vivido (nuestra existencia cotidiana), esto es, lo que ocurre en ese mundo al que somos arrojados inmediatamente después de que se acaben los sueños y se enciendan las luces de la sala: “Lástima/ que al salir/ lloviese a cántaros/ y no tuviésemos/ ni para el autobús”.
Del prólogo de Joaquín Penalva para el libro de poémas “La Ciudad” de Karmelo C. Iribarren
1 comentario:
mira que guapa nada más amanecer. cafe y pan tumaca para ser feliz
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