Lo rancio, lo kitsch, lo moderno, lo último, lo más. La tradición, las nuevas tecnologías. Eso es España, de norte a sur. De este a oeste. Todo es cañí, charnego y, además, nacionalista. Y ultra. Ultraconservador, ultrasónico, non plus ultra. Me gusta España, por eso voy de viaje al sur de Portugal, para tener que atravesarla de cabo (mayor) a rabo.
Una puerta con un cartel del cristo crucificado por otro cartel de "compro oro" y un 902 con el que alcanzar, sino la gloria, al menos unos denarios. Y una viuda alegre en mitad del velatorio por el crucificado para salvarnos a todos los pecadores, incluida ella, tan dispuesta como parece a seguir pecando. Esa es España. El país de la patraña (como dice una canción de Skape), la tierra donde nací.
Una puerta con un cartel del cristo crucificado por otro cartel de "compro oro" y un 902 con el que alcanzar, sino la gloria, al menos unos denarios. Y una viuda alegre en mitad del velatorio por el crucificado para salvarnos a todos los pecadores, incluida ella, tan dispuesta como parece a seguir pecando. Esa es España. El país de la patraña (como dice una canción de Skape), la tierra donde nací.
Isla Cristina, sábado de gloria, 2010
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