martes, 16 de febrero de 2010

La imagen del otro

Santander, 2004

Sobre la imagen propia poco cabe decir: autorretrato. Casi nada... pero no es más cierto que uno se retrata a sí mismo en todo lo demás. En su forma de mirar el mundo.

Cuando hice esta foto daba mis primeros pasos con una cámara digital. Lo digo también como disculpa. Y, ahora, con otra cámara y otra manera de entender los unos y los ceros. Que nunca serán aluros y granos de plata, más o menos latente. La veo y me digo que porqué trataría con tanta distancia a este hombre. No lo conozco. Y no se qué cuestión física le afectaba. Para mi sólo fué un tema fotográfico, una composición, color, luz, un instante poco decisivo. Si me mira y lo veo en blanco y negro puedo disimular mi atrevimiento y disfrazarlo de "documento", pero no dice nada bueno de mi.

Santander, 2004

1 comentario:

Anita la de Palamós dijo...

A mí me dice que era un muy pasado medio día de uno de esos de primeros de otoño (o avanzada primavera), de plomiza luz de gallego asurado y que esperabas a tu pequeña "inexatitud", que, para no variar, tardaba demasiado en salir del vestuario tras el aireamiento por la bahia (¿se estaría planchando el pelo?).
Lo queramos o no, una foto dice más de uno que de lo que aparece en ella...
O, en cualquier caso, puede dar de qué hablar...
Y a mí me da por decir que sí que dice algo bueno de ti: que algo al menos tienes de buen padre... :P