"Uno de los placeres de ser padre es poder decirle a los hijos: ¡Te lo advertí!". Lo decía el otro día en el FNAC de Madrid una exitosa periodista, muy resuelta ella y segura de sí misma, presentando su primer libro. Algo así como crónicas de una periodista en paro, creo. Reconocía con ello los méritos de sus padres, al tiempo que reconocía no tener hijos. Sabia decisión la suya.
No hay cosa más penosa en las "tareas" como padre, al menos es mi caso, que tener que decirle a un hijo que ha cometido un error. Sobre manera cuando él ya lo sabe y lo último que busca es recordarlo... Pero así es la vida. No hay quien la entienda. La "chica", a su treinta y tantos largos, agradecía a sus "papis" que tantas veces la hubieran recriminado su forma de ser y actuar.
No hay cosa más penosa en las "tareas" como padre, al menos es mi caso, que tener que decirle a un hijo que ha cometido un error. Sobre manera cuando él ya lo sabe y lo último que busca es recordarlo... Pero así es la vida. No hay quien la entienda. La "chica", a su treinta y tantos largos, agradecía a sus "papis" que tantas veces la hubieran recriminado su forma de ser y actuar.
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