Aqua Jewel, Naxos-Mikonos, junio 2014
Cuando ves a la gente disfrutar de la vida no puedes evitar la necesidad de registrarlo. De sumarte a esa sensación de flotar sobre el mundo. De tener que grabarlo en tu memoria para poder decirte "yo estuve allí". Y cuando ves a una chica sacar una cámara analógica, tomarse su tiempo para componer y ajustar los controles de la máquina, encuentras que el placer de fotografiar es equiparable a mirar el horizonte con la despreocupación de la juventud. O con el mismo vértigo, sin tener muy claro "qué saldrá"...
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