Santander, 1 de enero de 2013
Se empieza el año con pereza. Con pesadez de estómago y con resaca. Remoloneando y ronroneando. Cuesta volver a la rutina. La ilusión de un año nuevo y una vida nueva se ha desvanecido con los claros del primer día. Como se ha esfumado hace tiempo la ilusión por la lotería. Los números a los que jugamos se sortearon hace tiempo y ha dependido todo más de nuestra forma de jugar las cartas que de las vueltas del bombo. A pesar de todo la suerte elegida por otros también nos cae encima. Con más pena que gloria. Por eso vamos a tener que volver a salir a la calle, aunque no apetezca.
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