Chipiona, septiembre 2011
El verano es una cosa curiosa. Nunca satisface nuestras espectativas. Los del Norte, siempre opinamos que ha sido un verano malo o regular, nublado, con lluvia, sin poder ir a la playa y con el agua del mar demasiado fria. Los del Sur han pasado una calor tremenda y no han pegado ojo ni una sola noche (por eso no les queda otro remedio que irse de juerga).
Sin embargo, cuando se acaba, sufrimos una doble depresión: la vuelta a la rutina y el fin de esa época relajada y laxa, donde todo cabe... Todo lo bueno se acaba: una verdadera maldición.
Chipiona, septiembre 2011
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