Nantes, julio 2011
Una nota.. de color. Un rayo de sol en esta sonata de otoño que nos han tocado este no-verano. La sonrisa de este músico. Que parece que sale a la calle por necesidad. Necesidad de tocar el violín, de compartir su música, de decirnos que está ahí y que hace algo por amor al arte. Pero tampoco me importa si le pagan. O si es un rentista o un carterísta en sus horas libres. ¿es acaso menos músico por ello?
Que se lo pregunten al hombre del otro lado del espejo. Por cierto, ¿dónde estaba yo?
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