Calçots a la llauna, Rius i Taulet, Gracia, Barcelona, febrero 2011
"No teníamos nada, pero lo compartíamos todo". Frases como esta relatan la solidaridad que se instaura entre la gente en entornos de dificultad, de vacas flacas, en tiempos difíciles. Ya sean guerras, postguerras, miserias, todos los relatos de vuestros abuelos y de mis padres iban por ahí. Luego llegaron otros tiempos y el vecino de abajo se compró coche y ya nos miraba por encima del hombro y salía de casa más tarde, porque bajaba a su trabajo sólo, en su coche.
Ahora en Barcelona me encuentro con el "Plato del Día", en lugar de "Menú", una fórmula más breve y más barata, más acorde con el horario europeo y la productividad laboral después de la pausa del "almuerzo". Estos catalanes piensan en todo. Y no les da vergüenza anunciarlo y, mucho menos, pedirlo en los restaurantes.
A lo mejor nos volvemos a juntar en torno a una fiambrera compartida y nos saludamos en la escalera... Va a ser que la crisis tiene su lado bueno. Mira sino eso de trabajar de forma vitalicia...
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