Punta Mujeres, Lanzarote, enero 2015
Todos los días que pasaba por esta carreteruca al borde del mar, de sentído único a la rompiente de las olas, en Punta Mujeres, me encontraba a este hombre ensimismado mirando al horizonte. Ese día su perro también estaba ensimismado. Y de repente yo también me encontré ensimismado. Pero lo mío no son las puestas de sol, son las sonrisas.
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