martes, 14 de enero de 2014

La muerte de un viajante

 Santander, enero 2014

En la película creo recordar que se narraba el final de una época decadente y caduca. Un mundo rancio con olor a naftalina. Como un sueño de una noche de verano que se convierte en pesadilla de una mañana gris de un invierno plomizo y denso. Como un deja vu que te volviera a tiempos que creías olvidados. Como si de repente la máquina del tiempo te depositara en mitad de un siglo que creías ya pasado.

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