Fiesta de las Gildas, La Concha de Villaescusa, mayo 2010
Decía un profesor de filosofía que tuve en el instituto que "el baile es la expresión vertical del deseo horizontal". Luego se presentó a unas elecciones generales como socialdemócrata y acabó en la ONG Cantabria Acoge. Una trayectoria que os cuento para que veáis que la educación para la ciudadanía, a pesar de lo que opinen los que tienen sus intereses económicos en otros apostolados, no sólo es un buen sustituto de las clases de religión, en un país cuya Constitución le declara aconfesional, sino que además demuestra que las humanidades son también un buen paliativo contra la brutalidad.
"Dicen que les han vistu retozar con animales" bramaban unas viejas de vuelta de la misa de doce, que debido a la agresividad del sermón del cura contra la fiesta pagana que invadía el pueblo, se había demorado más que otros domingos. Viniendo a agravar en los mozos del pueblo la abstinencia del vermut con el hambre. Y este vacío estomacal, ya de por sí ácido, en el que las sales y dardos lanzados por el cura habían removido los ardores de la úlcera, se congregó en la plaza y sin poder recordar nítidamente quién lanzó la primera consigna, si el orondo y mayoritario alcalde popular o la flaccida tabernera soliviantada por tan turgente competencia, encabezaron una pacífica marcha hasta la campa de la fiesta y, blandiendo una estaca del linde de la finca, un bozarrón aguardentoso bramó: "largandu d' aquí o sus tiramos unas pedras".
Yo no pude aguantar más la risa al acordarme de la consigna de un partido regionalista que reivindicaba el uso del idioma "cántabru": "jiciendu futuru"
(Este microrrelato es ficción, en parte, pero como la realidad supera a la ficción, estas cosas sucedieron en la playa de Langre no hace muchos años, donde el cura, los mozos y las viejas, tiraban palos y piedras desde arriba del acantilado a los nudistas, mientras corrían del acoso de la guardia cerril)
Yo no pude aguantar más la risa al acordarme de la consigna de un partido regionalista que reivindicaba el uso del idioma "cántabru": "jiciendu futuru"
(Este microrrelato es ficción, en parte, pero como la realidad supera a la ficción, estas cosas sucedieron en la playa de Langre no hace muchos años, donde el cura, los mozos y las viejas, tiraban palos y piedras desde arriba del acantilado a los nudistas, mientras corrían del acoso de la guardia cerril)
4 comentarios:
Real como la vida misma (aunque le falta el episodio donde los apedreadores se esconden entre las rocas para mirar y hacerse pajas), fantástico microrrelato.
El espectador duplicado, curiosa imagen.
saludos
Kpax
elplanetainvisible.wordpress.com
En ocasiones, nos introducimos en un bucle temporal y, al salir, se producen desajustes que son muy difíciles de volver a su estado anterior. El que un día creímos "normal". Son los daños colaterales de la historia "sosias"
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