miércoles, 6 de abril de 2016

Fotografiar con los oidos abiertos

©Javier Vila, Madrid, marzo 2016

Cuando uno fotografía en la "actitud del cazador", como dice el gran fotógrafo documental Joan Guerrero (La Caja de Cerillas, de David Airob), se llevan todos los sentidos atentos a la menor señal que anticipe una imagen digna de ser captada. Casi siempre el el "rabillo del ojo" el que capta las mejores señales. Pero cuando es el oído las historias suelen tener tanto peso que la foto no les hace justicia. Es como cuando ves una película después de haber leído el libro. Porque, como dice Alec Soth, la fotografía no es buena para contar historias, sólo sirve para sugerirlas. En este caso ni eso. La chica repetía lo que parecía un mantra que al chico ya le tenía cansado: "¿pero de verdad que estoy mona?. Que sí... Es que mi padre esta mañana me ha dicho que esta cadena parece la del bater". Por supuesto que me tengo que girar. Y por descontado que tengo que hacer esa foto. Aunque sea mala. Cómo me van a creer esta historia sino...

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