
Nadie podría imaginar que por sus manos pasan los coches más caros de New York. Es el aparcacoches de uno de lo restaurantes más caros del west river. Y ahí lo tenéis, sin darse importancia, sin juguetear con llaves de lexus o bentleis. Serio, como corresponde a un profesional. No se deja amedrentar por ningún ejecutivillo de wall street. Como ellos, también vive de las propinas de los capitalistas, pero él lo hace con dignidad y lo sabe.
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