Dando palos de ciego

Santander, 1 de enero de 2012

Un neonato que bendice las casas cerradas, o hace de talisman a una venta incierta. Pisos vacíos, devaluados, a medio construir por sentencias judiciales que ponen coto a lo ya demasiado flagrante o sin ocupar por sus agraciados nunca propietarios porque el banco no les dio el crédito para acceder a aquella vivienda social que les tocó en sorteo. El premio de su vida que pasó también por delante de otras mil familias sin que pudieran entrar llave en mano. Pero no preocuparse, rellenaremos parte de la bahía y en el terreno que deja libre el puerto unos amigos harán otras mil y pico viviendas que sí podreís comprar, porque otro amigo banquero os dará los créditos sin problemas. Y un dinerillo extra para que gasteís en el nuevo centro comercial, con parking y todo...

¿A que le hemos pegado una buena mano de pintura al asunto?

El pobre ciego se acabará chocando con el bolardo y será culpa de algún funcionario...

Castillos en el Aire

Santander, enero 2012

"Desde luego, vender cultura parece rentable. Nunca una actividad tan poco provechosa para los bolsillos de quienes la ejercen, reslutó tan fructífera para quienes la pregonas. La cultural viste. Da prestigio. Y tiene la virtud, casi siempre, de ponernos a todos de acuerdo en su importancia. Otra cosa es llenarla de contenidos."

Esto lo escribía ayer Jesús Herrán Ceballos en el Diario Montañés en un artículito de opinión que pasaba desapercibido bajo otro gran titular anunciando más edificios y más metros cuadrados para anexionar a la "milla Botín". Nada que añadir.

El Cielo de Madrid

Madrid, navidad 2011-2012

"Sólo se escribe de lo que no se tiene o de lo que se ha perdido. O sea, se escribe sólo desde el deseo o desde la memoria. Porque el presente se vive, no se escribe. Por eso hay que elegir entre vivir la vida o contarla...

"El Cielo de Madrid", Julio Llamazares

Misivas sin destinatario

"En vista del éxito obtenido,
me marcho por donde he venido".

Pedro Poblador y Poblador, practicante del pueblo de Javier Cercas y Poeta aficionado

Dia de Reyes

Santander, navidad 2011-2012

Cuando era pequeño siempre pensé que la clave estaba en ver venir la estrella. En la casa de mi infancia, en apenas sesenta metros cuadrados, vivíamos mis padres, mis dos hermanas y yo y mi abuela y mis dos tías entonces solteras... Así que la idea de tres individuos con sus pajes y camellos no calaba ni en un niño de imaginación desbordada, que era capaz de dudar hasta de que fueran los camellos los que vaciaban el cubo de agua y las copas de coñac y anis del pasillo... Y en mi casa no había chimenea, ni tan siquiera anchura de pasillo para un gordo vestido de rojo con pompones...

En fin, que he vuelto a caer en el cuento de la estrella. La seguí por el barrio y me di de bruces con un portal oscuro, junto a un bar cutre, donde los parroquianos jaleaban al televisor, mientras el telediario narraba las nuevos ajustes del último consejo de ministros.